lunes, 5 de julio de 2010

Noches de verano






Un conglomerado de relaciones, de emociones y sensaciones. Un puñado de historias que se entretejen al son de la música de antes. Sí, de esa que me gusta, que me encanta, que me transporta. Aquellas melodías románticas con las que dan ganas de enamorarse.
“Noches de verano” nos presenta una historia de amor personificada en muchos o muchas historias de amor que podrían resumir la de uno mismo. A través del avance de la comunicación de hoy en día nos muestra también la incomunicación a la que estamos expuestos en esta era donde prima la tecnología.
Con el propósito imaginado de esperar que amanezca, de un sol que no se hace presente y que amenaza con no volver; el mismo que construye una noche eterna nos muestra la soledad a la que cada protagonista de su historia se somete. ¿Todos desean enamorarse? No lo sé, pero cada uno a su manera desea no estar solo y busca compañía de la mejor forma que puede.
Una team leader que se endurece para no sufrir, un amante desfachatado que busca consuelo en cada chica que puede, un hombre mayor que dice no haber estado nunca enamorado de ninguna de sus mujeres, un joven en busca de su identidad sexual y una chica que sufre por haber sido abandonada.
Estas son algunas de las historias que nos hacen reflejar en cada llamado, en cada consuelo, en cada espera al lado del teléfono, del chat en la pc o de ese timbre de hogar que nos remite compañía.
Una estructura dramática que se intercala con una banda en vivo que luego se hace parte de la historia involucrándose también como un presentador. Una estética que por medio de andamios y recovecos nos iluminan cada sector del escenario como diferentes esquemas de una maqueta. Nos hacen parte de sus conversaciones replanteándonos con cuál de ellas nos identificamos.
“Noches de verano” nos hace reflexionar acerca de en qué estado del amor nos encontramos. Quince actores en escena, una banda en vivo y un planteo sobre la incomunicación de las nuevas comunicaciones. Y a nosotros se nos hace imposible no salir tarareando alguna letra conocida de aquellas canciones con las que dan ganas de bailar a la luz de la luna.

Winona.

“Noches de verano” de Cristian Scotton
Centro Cultural Adán Buenosyares – Parque Chacabuco
Av. Asamblea 1200 (bajo autopista)
Sábados 19 hs – A la gorra – Hasta el 17 de julio

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