miércoles, 11 de abril de 2012

La teoría de la mariposa




Una comedia hilarante de principio a fin en donde el ritmo va subiendo como va subiendo la agitación si escalamos una montaña. Una comedia de enredos donde la gracia roza lo trágico a cada instante.
Siempre hay dos formas de contar un mismo hecho; podemos reírnos o llorar con él. Siempre hay más de una versión para una situación. La mariposa vuela como si llevara y trajera información a cada uno de los personajes.
Y en esta comedia que va in crescendo todo el tiempo me da la sensación de que las historias podrían contarse tanto en versión normal, cámara rápida o cámara lenta con música de Chopin de fondo como escucho yo ahora mientras escribo mi relato.
El amor y sus vuelteretas, la búsqueda de la felicidad a través de los años, la novedad, lo innombrable, la vergüenza y la soledad aparecen en esta comedia de Eduardo Grilli donde principalmente nos vamos a divertir y luego, bastante tiempo más tarde nos quedaremos pensando en cuántas de las situaciones nos vemos reflejados.
Una platea femenina que aplaude y goza y ríe. Una platea masculina que sonríe viéndose ¿identificada? ¿Los hombres son todos iguales? Se escucha decir por ahí.
“La teoría de la mariposa”. Un hombre, una mujer, dos amantes, un padre y una sucesión de situaciones que llevan al desborde.
Resalto las actuaciones de Marcela Groppa y Candela Reynoso, quienes saben muy bien no sólo manejar los momentos, los tonos, el espacio y la adaptación en una sala como el Espacio Colette que conlleva sus problemas de acústica, sino que componen sus personajes de una forma muy verosímil y se nota la química sobre escena. El resto del elenco acompaña.
El efecto del caos… o la teoría de la mariposa… o al revés. Da igual, podemos ir a verla un domingo por la tarde, recorrer luego el Paseo La Plaza y reírnos de viejos o nuevos amores al son de una canción de Super tramp.

"La teoría de la mariposa"

Domingos 19hs - Espacio Colette

Paseo La Plaza - Av. Corrientes 1660

www.espaciocolette.com.ar

(Mi) Gael




Crecés tan rápido. Sin darme tiempo a darme cuenta. Sin oportunidad de congelar el momento. Te amo tanto, tanto que sos parte de mi piel, de mis entrañas y sé que estás más grande y que te ahogo con mis mimos y es por eso que cuando solito venís a mí, cuando me llamás o me gritás "máaa, te quiero", muero de amor como la primera vez que te tuve entre mis brazos y te vi tan chiquito e indefenso.
Me cambiaste la vida, para siempre, para bien, me hiciste ser, me completaste de mil formas y la locura que implica este lazo que vos y yo tenemos la repetiría una y mil veces más a lo largo de mil vidas si fuera necesario.
Hace cinco años te despediste de mi cuerpo para formar tu mundo... y espero siempre sepas celebrarlo como lo has hecho hasta ahora, con una inmensa sonrisa y ese par de ojos gigantes que me iluminan la vida.
Felices 5 años, (mi) Gael.