domingo, 18 de abril de 2010

Habitación sin marco








Una obra extraña, así la calificaría. Actuaciones muy diversas que hace que por momentos perdamos la conexión con lo que está sucediendo. Una utilización del off que no me termina de convencer pero agradezco la intención como espectadora de querer
hacernos entrar en el afuera de lo que está sucediendo pero no vemos. Es interesante como puesta manejar la interpretación de determinados personajes pura y exclusivamente desde afuera, como el de la madre o el hermano; pero a los que al mismo tiempo no termino de creerles del todo.
La obra transcurre en la habitación de MARCO sin la S como el mismo desea. Allí vemos un recorte del mundo al que pertenece esta criatura especial, encerrada entre estas cuatro paredes increíblemente compuesta por Lucas Lagré. Con sus cambios de voz y su diminuta contextura física nos transporta a lugares y sensaciones intensas. Sentí por momentos que el apoyo de su contraparte no se hace presente y los distintos niveles de intensidad en la composición de estos personajes nos sacan del cuento que se está contando.
Una historia que elige no ser contada de forma lineal. En la cabeza de Marco el tiempo va y viene al igual que en el relato y hay que estar atento a lo que sucede para entender el antes y el ahora; discernir lo que fue de lo que realmente es.
¿Una historia de amor?

Winona.

"HABITACIÓN SIN MARCO"
Dramaturgia y dirección Mario Marino
Sábados 23 hs
Espacio Templum - Ayacucho 318
Reservas 4953-1513

sábado, 17 de abril de 2010

Nuestra infancia.




Pan con manteca y juegos en las veredas, poca tele, casi nada, algo de radio y más de lectura. Más de colas al piso y juegos de mesa, chocolatada caliente y ¿jugamos al doctor?
Escondidas en lugares donde no podíamos escondernos, carreras de bicicletas prohibidas y amores de verano con menores de edad (todos lo eramos). Llaves colgando en un llavero collar que nos golpeaba el estómago al caminar pero era la moda y todos los teníamos, aunque las llaves no eran algo preocupante en ese momento pero sí un símbolo de que íbamos creciendo (los hermanos menores no las tenían aún)…
Bicicletas plegadas, patines con cuatro ruedas, patinetas y no skates,,, ajjaja, todo era tan distinto. Juliana doctora y algún que otro walkman para escuchar sólo casettes y eso sí era madurez, sólo uno podía escucharlo!
Topolín y a ver que juguete te toca o Chocolates Jack y qué lindo premio!
El juego del paquete en los cumpleaños, el baile de la escoba, carreras de embolsados (para los afortunados que tenían espacio en la casa) y muchos pero muchos fosforitos de chocolate con los que simulábamos fumar mientras se nos derretían en los dedos. A reventar la piñata y ver cuántos caramelos recogíamos del piso. Ésos eran cumpleaños... ésos eran juegos, ésa era nuestra infancia musicalizada con los Guns, Roxette, Phil Collins, Sergio Denis, La Lambada y Locomía en un mismo equipo de audio.
¿Se les ocurre algo más?

Winona.

miércoles, 14 de abril de 2010

La Pecera















La Pecera nos zambulle en aguas turbias que no lo parecen al principio, pero cuanto más nos hundimos, más profundizamos en este océano de soledades muchas cosas aparecen tras la retina.
Me gustó y mucho, aunque es algo tan básico decirlo así que ya el término me molesta. Me sorprendí para bien y debo reconocer que tenía prejuicios acerca de esta obra pero las actuaciones de estos "chicos" me sorprendió y para bien.
Las emociones que lograron transmitirme en ese encierro; y mostrando sus encierros uno hace cuenta de los suyos. Cuánto ocultamos de nuestra vida cuando no se puede hacer frente al resto. Qué cosas tenemos para decirle al otro con el que compartimos día a día y bajo una máscara de fortaleza hacemos nuestra performance como si nada sucediera.
Muy buenas actuaciones con detalles de puesta que reforzaría, como los cambios de escena en baja luz y el movimiento de objetos y su ubicación. El espacio por momentos les juega en contra. El clima intimista se logra y la respiración contenida de la sala llena ayuda, pero la cercanía con la cabina de operación de luces y el sonido de las cañerías... No desprecio ningún espacio de expresión artística pero en esta obra donde los silencios abundan y sostienen, sonidos externos distraen.
Dos adolescentes encerrados en un cuartito de escuela. Una travesura sexual, una profesora, un hecho puntual, una decisión, una búsqueda, un desencuentro. Contené la respiración, nos hundimos en la soledad de esta pecera.

Winona.
14/04/2010

"LA PECERA"
de Ignacio Apolo - Dirección: María del Carmen Pié
LA RATONERA CULTURAL - Av. Corrientes 5552
Capital Federal - Tel 4857-2193
Domingo - 20:00 hs - Hasta el 30/05/2010

sábado, 3 de abril de 2010

No sé nada.




No sé nada sobre tu pasado, no sé nada sobre tu dolor.
Tus lágrimas corren y yo no sé por qué.
Te noto sonriente, pero es esa sonrisa melancólica que aparece cuando ya estás cansado de no estar feliz, de no poder dejar ir.
Cuesta, lo sé. Nos atamos al pasado como un náufrago a un pedazo de madera en el océano, perdido.
Tomamos una posibilidad perdida en la neblina como si fuera la última chance de poder estar bien.
¿Por qué mirar hacia allí? ¿Por qué? ¿Por qué no hacia adentro? ¿Es tan complicado?
Se humedecen mis ojos y me gustaría tanto que me abraces y poder decirte que no siempre soy así, que estoy pasando un momento especial, que no soy tan desquiciada ni estoy tan desequilibrada como parezco. Que aún no te conozco pero que me gustaría hacerlo, que apenas sé tu nombre pero no quién sos y de la forma en que me comporto dudo que lo sepa.
Hay algo especial en tu mirada, o en tus palabras tal vez... aún no lo sé y no sé si podré averiguarlo.
No sé nada sobre tu pasado, no sé nada sobre tu dolor.
Me dan ganas de abrazarte y decirte que lo entiendo, aún sin saber qué es lo que estás pensando.
Loco, ¿no? ¿Estúpido, quizás?
Mis ojos humedecidos, voces que no callan, grito en un susurro de desgarro, algo me falta.
Algo me falta aún.

Winona.