lunes, 4 de abril de 2011

Mi planta verde




Érase una vez una planta verde con la que soñé. Una semilla que germinó en la tierra y un mundo maravilloso que venía por delante. Todo me daba vueltas. Todo tenía un mismo color y un mismo sabor: a varón.
Hacerse sentir fue su meta y lo logró día a día. Él venía y no era cualquiera, era tan especial cómo lo hubiera soñado alguna vez o cómo nunca; pero era él. Y me trajo protección, me dió fuerzas, me ayudó, me empujó a ser quien soy, a ser yo. A reencontrarme conmigo.
Y hoy sus ojos me miran y sus sonrisas me compran porque ya sabe utilizarlas a su antojo para conseguir lo que quiere. Porque me abraza sin que se lo pida y me llama de noche "para que no me sienta tan sola", lo sé.
Lo amo tanto que a veces dudo si es él quien me necesita o yo que lo necesito tanto... quién cuida a quién y de qué forma, me planteo.
No me importan las respuestas, las cuestiones externas... él es mi príncipe y yo me siento su princesa rescatada de un mundo de adultos que no juegan mi juego.
Soy felíz a su lado y soy niña otra vez y su mirada me roba el alma en un instante.
Mi pollito pía a su forma y a la mía agotada y confundida, le doy mi amor en cualquier parte. Porque no soy mamá cuando lo tengo cerca sino en cada instante en que respiro y lo extraño y lo miro y lo amo con más locura...
Gracias por venir a este mundo mi sol, gracias por convertirte en mi mundo.
Felices 4 años juntos.

Mamá.

2 comentarios:

  1. Es muy hermoso lo que escriste Ro. Te felcito, estoy muy emocionada. Besotes. Baby

    ResponderEliminar
  2. Gracias Baby!!! Se viene el cumple del gordo y todo es pura emoción.
    Besitos.

    ResponderEliminar