miércoles, 9 de febrero de 2011

Dijeron de mí




Virginia Innoccenti homenajea de una forma tan sublime y delicada a Tita Merello que da gusto imaginar su presencia; la de ella, la de Tita, la verdadera.
La actriz, ganadora de varios premios tanto por su actuación como por su canto, se sintoniza en varias frecuencias durante el espectáculo “Dijeron de mí” mostrándonos por un lado a la actriz Virginia y su admiración por esta gran cantante y actriz argentina. Por otro lado nos muestra a una Tita relatando en primera persona los avatares que la vida le trajo una y otra vez. Y canta y baila y se anima con la entonación y los gestos y si bien son sutiles los cambios el público los agradece.
No es fácil hablar de alguien tan hermosamente recordada y que fue tan aclamada tanto aquí en su país como en el extranjero durante algunos exilios. No es fácil contar una infancia tan triste y tan solitaria, burlarse del hambre y la belleza que ella no poseía. No es fácil encarar el dolor del amor y quedarse desnuda al contarlo.
No debe haber sido fácil ser Tita y Virginia Innoccenti arremete con esta obra poniéndose al hombre su dramaturgia; con el muy bien logrado acompañamiento del músico en escena como único compañero de la noche. Virginia ríe, llora, se burla, se entristece, todo en segundos y uno puede vislumbrar más no sea en chiquito, por un instante, la vida de esta figura nacional que supo agradecer a Dios ese golpe mágico que le dio al cambiar su vida, que supo burlarse de su fealdad diciendo “descubrí que no hacía falta ser bonita, basta con parecerlo”.
“Dijeron de mí” es un maravilloso show melancólico y sensible, permeable y desgarrador donde la dicha de esta estrella, que supo estar rodeada de muchos y de grandes, se ve opacada por su trágico final en aquellas navidades del año 2002 donde a los 98 años abandonó este mundo en soledad, una dura soledad internada en la Clínica del Doctor Favaloro, a quien adoraba.
En este escenario intimista que ahora ocupa la platea mayor del Maipo se habla también de amor, de su gran amor, quizás su gran dolor también, pero se cuidan detalles aunque se escucha el nombre de Luis Sandrini en los silencios.
Un hermoso relato, un momento agradable y un recuerdo por siempre de no olvidarnos nunca de hacernos el papanicolao.

Winona.

http://www.youtube.com/watch?v=mfBW66KSSVQ

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